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25 de Noviembre
Los fibromas uterinos reciben muchos nombres intimidatorios: Leiomiomas, Miomas, y Miomas uterinos, pero todos ellos hacen referencia a lo mismo. Entonces, ¿qué son exactamente?, ¿qué hacen?, ¿deberían preocuparnos? ¡Sigue leyendo este artículo y encontrarás más información!
Básicamente, un fibroma uterino es un crecimiento benigno del tejido muscular dentro y alrededor del útero. Esto significa que no provocan cáncer y que no suelen ser motivo de preocupación.
Casi el 80% de las mujeres desarrollarán uno o más fibromas uterinos en algún momento de su vida. También, es muy frecuente vivir con miomas sin darnos cuenta. Sin embargo, dependiendo del tipo, el tamaño, el número y la ubicación, pueden causar síntomas como sangrado abundante y menstruaciones largas, dolor pélvico, ganas frecuentes de orinar o estreñimiento. La buena noticia es que, aunque en raras ocasiones los miomas causan síntomas, ¡hay formas de tratarlos!
Estos miomas se desarrollan cuando una célula muscular del útero se clona a sí misma y se expande. Empiezan siendo pequeños y pueden crecer hasta alcanzar diversas formas y tamaños si no se tratan: pueden ser más pequeños que una semilla o más grandes que un pomelo. Los miomas tienden a clasificarse en función de su localización en el útero, ya que pueden crecer en el exterior (subserosos), dentro del tejido de la pared (intramurales) o en el interior (submucosos).
Aunque no existen pruebas sólidas que demuestren exactamente qué los causa, las investigaciones indican que las hormonas, la genética y la dieta podrían desempeñar un papel importante en el crecimiento de los miomas uterinos.
Según el Manual MSD Para El Usuario, un nivel elevado de las hormonas femeninas, como el estrógeno y la progesterona, podrían llegar a tener una gran influencia en el crecimiento de los miomas uterinos, por lo que éstos tienden a aumentar su tamaño -con mayor frecuencia- durante el embarazo. Según la fase hormonal del ciclo menstrual en la que nos encontremos, los miomas también pueden incrementar o disminuir su tamaño debido a los picos y caídas del estrógeno y la progesterona. Dado que estas hormonas son producidas por los ovarios durante el ciclo, los fibromas tienden a reducirse después de la menopausia.
Algunas personas son más propensas a desarrollar fibromas que otras y la genética puede ser la razón. Si tu abuela, madre o hermana tienen antecedentes de padecer miomas uterinos, existe una mayor probabilidad de que tú también los desarrolles.
Lo que comemos también puede desempeñar un papel importante en el crecimiento de los miomas uterinos. Por ejemplo, consumir alimentos que contienen estrógenos de origen vegetal como el tofu y los productos de soja, comer mucha carne roja, beber una gran cantidad de alcohol, no comer suficientes frutas y verduras y la deficiencia de la vitamina D, podrían ser factores que contribuyan a su proliferación.
¡Los síntomas varían de una mujer a otra! Mientras que algunas de Nosotras puede que nunca experimentemos ningún signo (y sólo descubramos los fibromas durante una visita al médico), otras pueden tener dificultades para vivir con ellos. Los síntomas más comunes, si tienes un fibroma uterino, son:
Dolor pélvico y sangrado menstrual abundante, que puede provocar anemia o la necesidad de una transfusión de sangre.
Presión en la vejiga, que hace que orines con más frecuencia de lo habitual.
Presión en el recto, que provoca estreñimiento y dolor de espalda.
Distensión abdominal.
Si experimentas alguno de estos síntomas, te recomendamos ponerte en contacto con tu médico, quien se encargará de realizar pruebas y exámenes para determinar desde un principio lo que puedas tener, y aconsejarte un plan de tratamiento personalizado; lo que permitirá tener un mejor control de los síntomas y lo que todas queremos en estos casos: ¡vivir sin miedo!
Enfrentarse a un sangrado menstrual abundante puede ser una experiencia bastante angustiosa. Como se trata de uno de los síntomas comunes de los fibromas uterinos, recuerda que no estás sola y que hay muchas formas de ayudarte a controlarlo.
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No existe un tratamiento único para los miomas uterinos, ya que el cuerpo de cada persona es único. Si sus fibromas no causan ningún síntoma, puede que ni siquiera sea necesario un tratamiento. Pero si le causan molestias, existen varias opciones que puedes comentar con tu médico para encontrar el mejor tratamiento.
Medicación: ciertos medicamentos, como los antiinflamatorios y las píldoras anticonceptivas hormonales, pueden ayudarte a tratar los síntomas de los fibromas uterinos, tales como los calambres dolorosos, las hemorragias abundantes y los dolores de estómago. También existen medicamentos para reducir el tamaño de los miomas; sin embargo, ten en cuenta que no ayudan a eliminarlos por completo.
Extirpación quirúrgica: el tratamiento quirúrgico de los miomas uterinos depende de varios factores, como el tipo, el tamaño, el número y los síntomas que estén causando. En muchos casos, la cirugía puede no ser necesaria; pero si un profesional médico lo aconseja, sobre todo si los miomas obstaculizan el embarazo, pueden tratarse mediante un procedimiento mínimamente invasivo conocido como miomectomía.
Este tipo de cirugía elimina los fibromas manteniendo intacto el útero y otros órganos reproductores. En otras ocasiones, en las que la miomectomía no tiene éxito, puede realizarse una histerectomía, en la que se extirpa el útero por completo.
Como mujeres es súper importante que comencemos a conocer nuestro cuerpo y a familiarizarnos más con nuestros ciclos menstruales, para que ante cualquier anomalía o acontecimiento extraño dentro de Nosotras sepamos muy bien cómo actuar y nos concienticemos sobre la importancia de visitar al ginecólogo. Aunque los miomas pueden no venir acompañados con síntomas, tener un control períodico para llevar un seguimiento de nuestra salud íntima, nos ayudará a detectar con tiempo la aparición de un fibroma uterino y a iniciar un pronto tratamiento.
Recuerda que si tus ciclos menstruales son abundantes, y además pueden llegar a durar más de ocho días, lo mejor es que consultes con tu médico para determinar la causa y poder descartar esta y otras patologías, ¡será por tu bien!
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