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28 de Noviembre
¡Hola chicas! Que bueno reencontrarnos y poder tener una vez más este espacio donde nos contamos de todo, mes a mes. Esta vez quise escribir acerca de este tema porque es uno de los que probablemente más ruido nos hacen. Y lo escuché varias veces: "Mi pareja siempre tiene ganas y yo nunca" o "Sólo lo hago porque mi pareja me busca, si es por mí, ni ganas tengo".
A lo que la respuesta, es siempre la misma, y te invito a que pensemos juntas, tú y yo: ¿Cada cuánto tienen relaciones sexuales? Imaginemos que tu respuesta es: una vez por semana (una vez al mes, una vez al año o cada 3 días, no importa).
Perfecto, ahora, durante el resto de los días que NO tienen relaciones, ¿qué ocurre entre Ustedes? ¿Se buscan sensual y eróticamente? ¿Se besan? ¿se cortejan? O ¿los encuentros terminan ocurriendo porque ya es “hora” de tenerlos y “toca” por calendario? Es importante que lo pienses con detenimiento. En general las parejas suelen tener grandes diferencias en relación al deseo y el tipo de estimulación que necesita cada persona. Hasta ahí, no veo que exista un problema. Las dificultades comienzan cuando una de las partes insiste en tener relaciones y para la otra parte no hay manera de poder conectar con el deseo. ¿Por qué? porque responde desde la exigencia y el deber, no desde el placer.
Entonces surge la siguiente pregunta: Tu pareja, ¿desea o te desea? Sí, sé que es una pregunta que te va a dejar pensando y mucho. ¡Y por eso la hago! Vamos por partes.
Ya sabemos que el deseo sexual se construye, y al ser una construcción también necesita de múltiples elementos que lo conformen. Es decir, no solo es ir, tener coito y listo-chau. Sino que tiene que ver con el erotismo, la mirada, la sensualidad, las palabras. Por suerte, la sexualidad es todo aquello que hacemos para llegar a tener coito. Pero a veces, la sexualidad queda reducida únicamente al coito, a la penetración, y todo se resume a encuentros sumamente genitalizados.
Y, ¿sabes qué? A mi tampoco me darían ganas de tener encuentros genitalizados con alguien de quien necesitaría muchas más cosas: amor, contención, cariño, mimos, besos...
Para poder equilibrar este lado más tierno con un lado más pasional, se necesita algo base, que no es aumentar la frecuencia sexual, ni ceder ante la demanda de tu pareja: se necesita diálogo. Comunicar lo que queremos de manera asertiva, para que la otra persona pueda entender qué es lo que necesitamos. No se trata de acceder a situaciones sexuales para complacer a tu pareja, sino de poder explicar qué quieres.
Cuando tu pareja desea, simplemente no tendrá acercamientos ni una escucha activa hacia ti, sino que irá probablemente a encuentros más genitalizados, a buscar directamente tocarte sin juego erótico, ni momentos sensuales a lo largo del día: es decir, probablemente hará menos inversiones en la conquista que si te desea a ti, como persona.
En este último caso, tu pareja tendrá más recursos que enriquecen la vida sexual de ambos, una escucha activa de tus necesidades, va a estar pendiente de tu confort, de tu comodidad, de tu placer. Los encuentros probablemente serán menos genitalizados y más centrados en la escena erótica y de conquista y seducción. Por supuesto, estoy generalizando, pero es lo que suele ocurrir.
Y por eso está bien que estés atenta a estas señales e identifiques si algo no te está haciendo sentir cómoda. Porque a veces aparecen por ejemplo dificultades para llegar al orgasmo estando con una pareja sexual, y no tiene que ver con una anorgasmia de manual, sino con sentir que esa persona “presiona” para que tú llegues al orgasmo como meta, pero descuidando todo el proceso de placer que lo desenlaza.
Y, ¿qué pasa si ya se lo dijiste mil veces y tu pareja sigue insistiendo únicamente en el coito? La comunicación tiene al menos, tres variables: un emisor (tú), un mensaje (“No nos centremos en el coito, necesito más juego erótico”, por ej) y un receptor (tu pareja). Entre estas tres variables, ocurren miles de interferencias: entre lo que quisiste decir, lo que realmente dijiste y lo que tu pareja interpreta, puede haber un mundo de posibilidades. Por eso no se trata de una charla, sino de mantener abierto este canal de diálogo en la pareja, para que puedas sentirte tú deseada, y no sólo que tu pareja desea, como algo genérico.
Cuéntame qué te parece este tema y abramos el debate para seguir pensando cómo mejorar nuestra calidad de vida sexual y cómo educarnos en una sexualidad plena, libre y segura.
¡Gracias chicas! nos leemos el próximo mes.
Lic. Mariana Kersz
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