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Todas las cosas tienen un inicio, y quizás el amor y las amistades comienzan de una manera muy enérgica y feliz, tanto así que no te importa caminar bajo la tormenta de obstáculos, porque estás tan inspirada, que te aferras a la esperanza de que el arco iris muy pronto saldrá. Y a veces se te olvida cuidarte a ti misma, vives para complacer a otros y te dejas en un momento de olvido, te mientes creyendo que sacrificarte y hacer feliz a otros todo el tiempo, te llenará.

Pero la verdad es tan maravillosa, que ni debajo de toda la tierra del mundo, se puede ocultar o someter durante tanto tiempo. Como algo natural, emerge a la superficie y te hace ver que, entre más desgastas y careces de amor hacia ti, el golpe ingrato y egoísta de las personas que sostienes día a día, te cansa.

Sí es válido el servicio al prójimo, pero no puedes ordenar la casa ajena cuando la tuya está en caos, y mucho menos extralimitarte tratando. Para resolver los enigmas de la vida de otra persona hay cosas que debemos aprender de manera individual e independiente.

Sé que en ocasiones te han dañado y, sin duda, con cada golpe te han dejado sin aliento, pero pequeña mujer hermosa, tienes una fortaleza en tu interior que solo espera a que soples la neblina que ahoga tu mente y nubla tu visión de crecer.

Sí, el dolor es inevitable, pero no lo conviertas en una cadena que arrastre tu felicidad al vacío, ni mucho menos hundas y opaques tu luz propia. Las mejores obras no se hicieron en el primer intento, tuvieron borrones e imprevistos, pero eso no restó su belleza natural.

Tus fragmentos no definen que ya estés acabada, no son ruinas, son oportunidades de reinventarse, de resurgir de las cenizas y ser algo extremadamente espectacular.

Recuerda, el fénix renació de la muerte. Primero fue necesario el dolor, para luego superarse y subir al cielo con más valentía y hermosura. Tampoco olvides que las situaciones están desde la perspectiva en que las ves, siempre has escuchado decir que Roma no se construyó en un día.

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