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14 de Marzo
Todo comenzó desde niña, comencé a sufrir bullying desde pequeña porque desde que recuerdo he sido una niña rellenita. En mi hogar era considerada la gordita, la feita, la bolita y demasiados sobrenombres más.
En jardín era la nena más fea, la gordita con la que nadie jugaba, la niña triste e indiferente de toda la sala. En primaria casi nada cambió, en mi generación siempre estuvo inculcado el lema: si sos flaquita sos la niña perfecta, claramente era lo contrario de ese estereotipo, y desde allí, comencé a tener problemas con mis compañeros de clase porque me lanzaban objetos o me golpeaban por gordita.
Mi estado psicológico no funcionaba nada bien, después entró la bulimia, y con esa enfermedad todos los problemas de salud y aprendizaje. Mi vida y mi estado mental estaban totalmente hechos trizas.
En séptimo grado era una flaquita que daba lástima, pero entraba en ese estereotipo que era el “perfecto”, ahí sí me integraron, tuve amistades y supe lo que era ser “incluida”, pero moría de hambre ¡literalmente!
Cuando ingresé a la secundaria los dos primeros años fueron fatales . Mi peso, mi estado de ánimo estaban por el suelo, recibí más agresiones y cartitas de papel en mi pupitre con insultos y dibujos grotescos. Mis calificaciones y mis ganas de seguir y vivir habían desaparecido, traté con psicólogos, intenté quitarme la vida varias veces, me sentía desahuciada del mundo que me rodeaba; de mi familia y esas personas llamadas amigas y hasta de mí misma.
Pero ahora, puedo decir que gracias a varios tratamientos con psiquiatras y la llegada de mi hija estoy mucho mejor, es verdad que aún tengo inseguridades, pero sigo trabajando en ellas. Por eso, este es mi mensaje para ti que me estás leyendo, todos tenemos inseguridades y sombras, lo más importante es trabajar en ellas, no dejarse rendir por nuestras sombras y recordar siempre que somos hermosas a nuestra manera, lo más importante es la aceptación y el amor que tenemos por nosotras.
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